Miradas...

Cientos de ojos se posan sobre nosotras y nos sonríen tímidamente. Juntan las cabecitas y murmuran entre ellos, riendo y mirándonos de soslayo. Ojos, los de las niñas, grandes y vivos, teñidos de negro khol, y los de los niños, oscuros, brillantes y profundos enmarcados por largas pestañas. El ambiente en el aula es abrumador, denso, casi insoportable. Cuarenta grados a las sombra y no son ni las once de la mañana. Huele a sudor y a algo dulzón que no sabría muy bien decir que es pero que me recuerda a una mezcla entre restos de comida, perfumes antiguos, no sé...pero ayuda a que el aire sea todavía menos respirable... Sin embargo, niños y mayores estamos atentos a la actividad que explica Vicki, callados, alertas, tranquilos...mientras ella habla-el morning me lo sé de memoria, lo llevo aplicando meses-observo a los niños. De todas las edades, de todos los tamaños, todos guapos, realmente bellos, sentados, concentrados, confiados, felices de que se rompa por unas horas la monotonía de las clases normales...los traslado a España, les visto de vaquero y camiseta en vez de uniforme azul y pañuelos en la cabeza...en vez de Sadab, Juan, en vez Kushila, Ana,...ninguna diferencia entre ellos. Ninguna. Solamente el azar. Solamente la suerte o  no de haber nacido en uno u  otro lugar. Nada mas. Las mismas ganas de jugar, de aprender, de salir corriendo al patio, de que se les haga caso, se les reafirme y recuerde lo mucho que valen, se les cuide y mime, las mismas gamberradas, los mismos motivos de discusión o bronca por parte de la maestra- "¡estáte quieto Juan/Sadab!"; "¡Calla un ratito Kushila/Ana!"- las mismas ansías de vida, de amor, de respeto...y no puedo evitar pensar en lo injusto que es que exista tal diferencia....el lugar en el que se ha nacido...un punto en el mapa...

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