Ni una lágrima...

...ni una lágrima. Desde que empezó todo esto, no había derramado ni una lágrima. Atenta a las ruedas de prensa. Al correo por si su asesor le decía algo. Nada. Silencio. Dudas. Nadie sabe nada, Nadie dice nada. Todo es embrollo, revoltijo de nuevas leyes, reales decretos, miedo en el cuerpo, falta el aire. Pero ni una lágrima. Como las palabras claras. Tampoco ni una. Sólo claras, y no siempre, las de los caídos, las de los contagios. La de los muertos...lo que mas pesa, lo que mas duele...Mientras ella, esperando una ley que la proteja, la ampare, le de un respiro, como a tantos, a tantos que necesitan ser vistos, ser protegidos...pero mientras les ven, les protegen- si en algún momento lo hacen- ella abre la persiana, cada mañana, ensaya su mejor sonrisa, se sacude el miedo, lo cambia  por chascarillos y chistes, se enfunda sus zapatones y su nariz roja y sale al mundo, a pecho descubierto, a pasado, presente y futuro descubierto, a emocionar, a hacer reír, a crear, a...a seguir. A ayudar a seguir. A ayudar a vivir...
Hoy ha llorado.  Un "No" profundo y redondo en la bandeja de entrada. No recogida su actividad en el Real Decreto de Estado de Alarma...no hay ayuda para ella. Para muchos. Fuera de los márgenes, fuera de los directos de las tvs, de los "prime times",  invisibles pero indispensables. Apáñatelas. Otra vez. Ha cerrado el correo. Ha respirado hondo. Ha dejado salir las lágrimas, serenas, salinas, libres...las ha limpiado tras ese minuto de libertad y se retocado el maquillaje. Portazo. Ascensor. Motor en marcha. Nuevo acicale en el retrovisor. Ni rastro del llanto. Sonrisa en plan Marylin y el "Hero" de Bowie a lo que da la radio. Arranca con mano segura. Rumbo al destino, una residencia. Ellos la esperan...otros héroes la esperan. Sus héroes la esperan...ni una lágrima. Que no la vean derramar ni una lágrima...
Madrid, marzo 2020