Días en los que...

Hay días en los que me levanto oliendo y viendo Madrid por todos lados. Los siento, lo camino, lo escucho, lo añoro...hay días en que la sola mención de Madrid en la tv, el ver el nombre de una calle con el escudito del Oso y el Madroño o una simple señal de la M-30 hace que desee estar con todas mis fuerzas allí...Me pregunto, me preguntan, mil veces por qué, por qué quiero volver, por qué echo de menos su ruido, su estress, su impersonalidad, su miedo, sí, su miedo...Mil respuestas. Mil razones: su sol, su cielo, su gentío, su soledad, su caminar sin  prisa pero sin pausa, sus sonidos, sus noches, sus tardes, sus días, los mil recovecos de sus innumerables esquinas, sus bares, sus frikies-libres, ellos mismos, sin dedos que les señalen- sus callejuelas del centro, sus campanillas a la hora justa si estás en el momento y el sitio justo, sus manifestaciones, su corazón, Sol, latente, siempre bombeando, siempre alerta...sus jardines, sus aceras, su Paseo del Prado y Recoletos, el Retiro una tarde lluviosa...hay días que cuento las horas que me restan para pasear de nuevo por el Parque del Oeste o para tomarme un café en La Fugitiva o una caña en La Piola o el 107...esos días, como hoy, miro a mi alrededor, tomo a Miriam, la beso, y me digo:" Un día, peque, te llevaré a montar en barca al estanque del Retiro, o de mercadillo navideño por la Plaza Mayor. Un día, peque, dirás a tus padres que quieres ir a ver a la tata Ana a la Puerta del Sol...a Madrid...

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