Y están aunque no queramos verlo...

...y están aunque no queramos verlos...yo les veo cada mañana al sacar a los perros, sentados a las puertas del Mercadona o hechos un ovillo en la escalinata del pabellón municipal. Por la tarde suelen tomar el sol en algún banco del mercado o en los de la placeta del vial...a veces solos, a veces con algún compañero, o con Fermín, un raterillo simpático y tímido de color canela y blanco. A mí me cuesta obviarlos. Sé sus nombres y algunas de sus historias: Ángel, Boris, Cristiani, Rafael...el alcohol o las drogas o la mala suerte o la mala cabeza o...¡hay tantos "os". Hemos compartido café y magdalenas sentados en un bordillo, les he llevado ropa de mi padre y hermanos, me han pedido decenas de veces unos céntimos para un café,  me han regalado una sonrisa desdentada y nueva ante la sorpresa de que Pani se les haya acercado moviendo el rabo en busca de una carantoña, asustados primero, divertidos y confiados después al ver que los perrillos les hacen fiestas y esperan su premio. Ángel les alarga un trozo de pan, Boris parte una galleta...Nos saludamos de lejos agitando las manos o con un movimiento de cabeza en plan ¡Ey, buen día!...Sin embargo, en ocasiones, evito pasar por la puerta del Mercadona o por la escalinata del pabellón. Porque me duele, y me pesa y me siento impotente ante el no poder ayudar, no poder hacer mas...y aunque ese día yo decida que no están, ESTÁN, aunque no quiera verlos, aunque me lo niegue, aunque lo neguemos y nos pongamos la tan manida venda del "yo no puedo hacer nada, la vida es como es y no vamos a cambiarla"...Y es entonces cuando los artríticos dedos de Ángel, o el cabello ralo y sucio de Boris, o el cigarro gastado en los labios de Rafael, o los cartones bajo un árbol en los que suele dormir Crsitiani, se me agolpan en la conciencia y en el pecho y no me queda otra que buscarles, que rememorarles aquí, en las teclas de mi viejo ordenador y decirles ¡Ey, buen día! ¡Hay muchos que os vemos, que estamos o lo pretendemos! ¡Ey, no estáis solos!...Y mañana y pasado mañana y al otro y al otro, estarán, aunque digamos que no, pero me gusta pensar que se sienten un poco mas acompañados, que al pensar en ellos, al hacerles presentes por aquí, les vemos, les respetamos, les dignificamos...porque el "ver o no ver" implica también el dignificar, el respetar, el aceptar y el cambiar la realidad...

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