ARAÑAS....

Tejen las arañas delicadas telas con hilos de plata que parecen sacadas de un cuento de fantasmas en el que realidad y ficción van cogidas de la mano y los temores y miedos antiguos, arraigados, dan rienda suelta a la peor de las pesadillas, aquella en la que un ser como de otro mundo rasga la tela de araña dejando con este acto, entrar al monstruo en la habitación en la que nos encontramos, nuestra habitación de cuando éramos niños...como si la plateada malla, el minúsculo bichillo de terciopelo-así es como suelo imaginarme yo a mi araña particular- pudiera servirnos de parapeto contra los monstruos, las criaturas fatales que nos acechan en cualquier rincón, tras cualquier esquina...
Nunca me han disgustado las arañas, he tenido hasta una de patas largas de mascota, no dejo que las maten, tampoco que las molesten, ellas están ahí y nosotros aquí...me han parecido siempre tan ordenadas, tan discretas, tan misteriosas...Sin embargo, ultimamente, están dejando de gustarme. Sí. Y creo que es porque he empezado a asociarlas a ciertas personas, a ciertos actos, a ciertos miedos...la sensación de que tengo una andando sobre mi corazón, tejiendo su delicada pero a la vez oscura red sobre mis pensamientos, me atosiga, no me deja descansar...a veces consigo echarla, con suavidad le digo que se busque otro nido. Y parece que me hace caso. Se va. Pero por poco tiempo. Al cabo de unos días, semanas, vuelve a anidar en mi ventrículo derecho-por lo visto es más cómodo que el izquierdo- y a volver a desplegar todo su poderío en él...Y entonces, entonces...¡¿qué hacer entonces?! Me quedo quieta, tratando de escucharla, tratando de descifrar el mensaje en morse que me manda a través de leves pulsiones de sus patitas sobre mi tejido cardiaco, me acurruco para percibir bien lo que me susurra: "soy poderosa porque me dejas que sea poderosa, mi red es la red con la que atrapo tus sueños, tu risa, tu luz...tú me dejas que sea tan, tan tan grande....atrévete a pararme..¡Párame! ¡Písame! Aunque no lo creas, lo estoy deseando. No quiero estar aquí. No quiero comerte. No me gusta comerte. No me gustan los ojos con los que noto que me miras, no me gusta sentirte débil, frágil bajo mi cuerpo y mis patas...quiero dejar de tejer para ti. Prefiero tejer para las nubes y que cientos de rayos de sol atraviesen mi fantasmal estructura humedecida por gotas de rocío. Tú quieres ser libre. Yo también quiero ser libre." Y hacemos un pacto. Bostezo. Abro la boca grande, grande y la dejo así unos segundos y siento como cosquillas en mi esófago, en la tráquea-o no sé  bien donde ya que nunca se me ha dado bien la anatomía- y después en mi lengua. Y la saco despacio. Y por ella, como si de una super modelo se tratara, camina tranquila pero segura y feliz, la araña. Mi araña...Libre. Libres.
 Gredos, 2014.

Comentarios

Entradas populares